Por mas de treinta años Don Carlos fue nuestro cartero de cabecera, el nos atendía diariamente. A media mañana avisaba su llegada con el característico silbato.
Cuando mi papá trabajaba fuera, corríamos a ver si el cartero traía noticias o una postal que nos mostrara el lugar en donde él se encontraba.
Don Carlos fue parte de la vida de la familia, cuando mi hermana vivió en Canadá, Don Carlos sonriente decía: carta de su hermanita.
Después cuando yo viví en Ciudad. Juárez cada semana enviaba una carta platicando como pasaban mis días y como iba con mis estudios, supongo que de la misma manera el cartero pondría la carta en manos de mi madre.
Lo mejor vendría cuando tuve una novia a más de mil kilómetros de distancia, yo esperaba al cartero con ansias, cuando me llegaba carta, Don Carlos, antes de ponerla en mis manos, la agitaba diciendo…uy joven hasta perfumada viene.
Era maravilloso recibir una carta de escrita de puño y letra y con un beso por firma.
Fue tanta la cercanía con nuestro cartero que llegamos a ir su casa en Amecameca, Estado de México, a comer elotes, pues además labraba una milpa.
Don Carlos se retiro en 2005, antes de que el correo postal acabe de desaparecer y creo porque ya le era muy aburrido solo entregar recibos y estados de cuenta.
Cuando mi papá trabajaba fuera, corríamos a ver si el cartero traía noticias o una postal que nos mostrara el lugar en donde él se encontraba.
Don Carlos fue parte de la vida de la familia, cuando mi hermana vivió en Canadá, Don Carlos sonriente decía: carta de su hermanita.
Después cuando yo viví en Ciudad. Juárez cada semana enviaba una carta platicando como pasaban mis días y como iba con mis estudios, supongo que de la misma manera el cartero pondría la carta en manos de mi madre.
Lo mejor vendría cuando tuve una novia a más de mil kilómetros de distancia, yo esperaba al cartero con ansias, cuando me llegaba carta, Don Carlos, antes de ponerla en mis manos, la agitaba diciendo…uy joven hasta perfumada viene.
Era maravilloso recibir una carta de escrita de puño y letra y con un beso por firma.
Fue tanta la cercanía con nuestro cartero que llegamos a ir su casa en Amecameca, Estado de México, a comer elotes, pues además labraba una milpa.
Don Carlos se retiro en 2005, antes de que el correo postal acabe de desaparecer y creo porque ya le era muy aburrido solo entregar recibos y estados de cuenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario