Para ella las luchas son su pasión, religiosa actividad en la Arena México, todos los viernes por la noche. Llueva, truene o relampaguee, ella estará ahí puntualmente para saludar a los amigos, buscar su vendedor, que como el cartero familiar, es también de cabecera.
Su devoción por las luchas atrapa a quines somos sus invitados, siempre estará insistiendo en llevar a alguien, la hemos acompañado desde la sobrina de apenas 2 años de edad, hasta yo que soy un observador pasivo.
Ella grita, chifla, se para en la butaca, abuchea, aplaude, se suma a la fuerza ruda, pero su máximo es el Black Warrior.
En las luchas ella ha encontrado una terapia, que cura todos sus males: las típicas broncas del trabajo, los malestares de la vida cotidiana, económicos, matrimoniales y hasta la sensible pérdida de nuestro querido Dr. Richard.
Resulta más económica que un chocho para la depre o una terapia de pareja, son para ella estos viernes por la noche la medicina y sanación para todo mal… Tu puedes hacer la prueba a ver si te funciona.
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